sábado, 29 de noviembre de 2008

Javier Cerezo Díaz gana el PRIMER CERTAMEN DEFINITORIO DE "Criatura Bonica"

CERTAMEN Y ARTÍCULO NO APTO PARA GENTE NO IMAGINATIVA

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GANADOR DEL PRIMER CERTAMEN DEFINITORIO DE “CRIATURA BONICA”:

JAVIER CEREZO DÍAZ.

Este certamen fue una broma extendida hasta el infinito y más allá. Inocente al principio, la locura de algunos lo encumbró a lo que se ha convertido hoy en día: “En el mejor de todos los certámenes del mundo

By “criterio propio”

Para los que no lo sepan, este certamen consistía en definir y poner nombre a esta criatura dibujada por Juan Manuel Rodríguez de Sousa:

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Todos aquellos que aportaron su granito de arena definiendo esta criatura extraña y conmovedora a un tiempo se llevaron un Calendario 2009 tamaño tarjeta de crédito por el solo hecho de participar. Son los siguientes:

Almudena Bueno, Javier Cerezo, Silvia Mel, Mónica Semedo , Jorge Alegacha, Elvira García e Iris Barrio.

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(Así son los calendarios)

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El lugar escogido por todos fue la mítica e inigualable Tetería Albanta, conocida en todos los confines del mundo por sus ricos batidos y sus tes enamorados a la luz de sus velas. Un rincón de sabores sobrenatural.

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La noche de la gala transcurrió sigilosa entre risas, después presentamos a los tres finalistas con sus respectivos premios.

FINALISTAS:

Iris Barrio siempre se caracterizó por una vestimenta la mar de elegante y por su excesiva puntualidad. (Llegó media hora antes)

Javier Cerezo, con su entusiasmo, nos contagió a todos de un humor gestado de fina ironía.

Silvia Mel no pudo acudir a la cita por encontrarse malísima de la muerte a causa de un empache producido por el kilo de lacasitos que se zampó en un multicines. En representación suya se encontraba Melodie.

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(De izquierda a derecha: Javier Cerezo, Iris Barrio, la mano de Melodie representante de Silvia Mel)

Cómo se puede apreciar en la foto, la alegría de los finalistas fue tremenda al recibir sus premios especiales, que eran marca páginas. El aperitivo con velas llegó mientras se ultimaban los preparativos para el final de la gala.

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La hora de la final estaba cerca, aquí podéis leer sus respectivas definiciones:

Silvia

Debo decir que este pequeño lagarto juancho llamado Pierre. Tiene la capacidad de observar con rayos x, y cambia de color según la situación, sus pestañas son tan largas que formarían un huracán en medio de un desierto en menos de lo que canta un gallo.  Además de poseer una terrible habilidad: sacarnos a todos de quicio porque es muy feo

Silvia 2 (esta es la concursante que participó con dos definiciones)

El nombre de este bicho es EPINEO, es un lagarto juancho, cuando le haces que se cabree echa lava por la boca. Después, para cazar insectos, estira la lengua hasta el infinito y mas allá, y cuando esta de buenas o quiere conquistarte por que ha hecho algo malo te mueve las pestañas muy rápido de arriba abajo y no tienes mas remedio que perdonarlo.

Iris Barrio Martín

Yo sigo pensando que es un gato estilo abstracto-contemporáneo  (y uno siamés además)... Y bueno sí, uno que ha procreado con un Dragón de Komodo (no me preguntéis cómo, porque ese documental del National Geographic me lo perdí) Y ya está, 'voilà'  este es el resultado. Ese híbrido tan mono que ha reproducido Juanma! ^_^

 

Javi

No hay duda de que se trata de una Dragona del Desierto mejicano, como se puede observar en esos rasgos tan característicos. Se le conoce como Dragunus deserticus, y es una especie ya extinguida. Todo esto es sabido por los Chamanes de la zona.
Está claro que se llama Lengua Arrupta, debido a las características de la misma.

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¡Y llegó la hora de declarar al Ganador absoluto!

El Jurado se compone de una amiga extraordinaria que en todo momento estuvo presente en la gala, se sintió su espíritu vagar por la tetería. Se trata de mi amiga Mercedes Martín que, según sus propias palabras, lo tuvo realmente difícil para decidir el ganador del certamen.

La encargada de dar a conocer el nombre fue la inestimable, la inconfundible, la increíble…¡Almudena Bueno Jaime!

(En un futuro se incluirá el vídeo)

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Cómo todos sabemos, el ganador del concurso fue Javier Cerezo que consiguió arrasar con su definición chamanística. El premio consiste en más de un millón de euros y un paquete de un calendario 2009 (por participar), marca páginas (por quedar finalista) y una postal por ganar el certamen.

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La alegría fue desbordando a todo el equipo del certamen. En la siguiente foto vemos a la Psicóloga Oficial de certamen que hizo una intensa labor de apoyo a todos los participantes. En medio está nuestra presentadora de alto caché y a la derecha está el ganador trasmitiendo esa emoción irrefrenable que todo ser humano siente al haber ganado un premio de semejante importancia

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En honor al ganador se le concedió una curiosa entrevista dónde nos cuenta muchos detalles sobre el certamen y su vida.

Sinopsisdelarte:

El secreto para ganar este importante certamen ¿cuál es? ¿Ingenio, Conocimiento o Soborno?

Javier Cerezo:

Pues... si he de ser sincero, una mezcla de las dos primeras, ingenio, y conocimiento. El soborno estaba fuera de mi alcance en este certamen.

Sinopsisdelarte:

¿Pudo estar la clave en tu viaje a México? Según tenemos entendido, conociste a un Chamán muy particular.

Javier Cerezo:

Bueno, bueno (entre risas), por todos es sabido mi afán por conocer las distintas culturas que hay por el mundo. Y bueno, tengo algunos conocidos que me aportaron muchos conocimientos sobre la Dragonus deserticus.

Sinopsisdelarte:

De acuerdo, entonces suponemos que este premio será compartido por algunas de las personas que te ayudaron a alzarte con el premio.

Javier:

¿Estás loco? ahora soy rico y famoso gracias a este certamen y a ese cuantioso premio. Es hora de perderme, cambiar mi identidad y seguir viajando por el mundo.

Si me disculpa, he de coger un vuelo, no me gustaría perderlo. Sino... tendría problemas con la justicia. Gracias.

Sinopsisdelarte:

Bueno, unas palabras para los finalistas y participantes que no ganaron

Javier Cerezo:

Otra vez será, o quizá esté yo ahí para impedirlo (risas maliciosas)

Sinopsisdelarte:

Y nos gustaría que despidieras con un saludo a los lectores de esta importante web, patrocinadora del concurso.

Javier Cerezo:

Que gracias a ellos he perdido ese importante vuelo, y que ahora tendré que ver la entrevista dentro de una apestosa celda con algún asesino en serie, o puede que con un ex alcalde, o quizá un bailador de flamenco. Muchas gracias.

Sinopsisdelarte:

A ti.

La gala terminó entre las luces fugaces de aquel rincón de sabores sobrenatural.

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viernes, 28 de noviembre de 2008

RELATO-TEXTO: PRÓXIMA PARADA (MARTE)

Hola, aquí abajo os dejo un texto rarísimo que escribí ya hace mucho tiempo y que volví a corregir unos meses atrás. Es un texto-relato tan extraño que no sé si es digno de ser publicado en el blog o merecedor de un Premio Nobel. (Creo que más lo primero que lo segundo, ¿no?) En fin, espero comentarios para indagar más en este tipo de escritura.

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clip_image001 Marte

Vive el recuerdo de un viaje. Cierra los párpados, abre tus ojos. Mira el cielo y abajo en tus pies siente el sendero que te llevará a Marte. Marte, vida eterna. Fuera de aquí. Medita en la iglesia, come a ras de un barranco, respira siempre. Busca, no descanses, escudriña entre la oscuridad, muerde el miedo. Atraviesa el pasado, los años que perdiste por aquel momento. Sólo un momento. ¿Mereció la pena? Yo creo que sí. Coge las llaves y tíralas por la ventana. Caen en la piscina de azul plastificado. Piensas si fue un error. No vale la pena comerse el coco. Agarras la cartera y la devoras entre establecimientos de marcas brillantes. Contemplas las arrugas en el reflejo de un escaparate. Estabas soñando. Despiertas. Abrazas los barrotes de hierro. El óxido alcanza tus huesos y no sabes qué soñar para aguantar un día más en esta jaula. Perros. Leer un rostro, atisbar un poema, imaginar la ducha fría y colectiva: las mujeres desnudándose, los hombres sudorosos, las cremas gelatinosas y el vapor viciado achicharrándote la cara. Este mundo es sólo imaginar y decidir si matar al niño que hay dentro de ti. La gente pasa, pasa silenciosa entre la gente. Camina, camina sendero a Marte. Marte es el cielo. La celda atrapa la paliza que te dieron aquel día. La celda lo oculta. ¿No lo recuerdas? Mordiste el miedo, escudriñaste la oscuridad y nada de aquello sirvió. La celda sigue ahí y aquel hombre de caramelo. El niño en tu vientre. No sabes qué hacer. Una clínica dental. El cordón umbilical cortado antes de tiempo. Agachas la mirada. Sigues la sombra de tu mano, dejas la de tu hijo en un vertedero. Gritos. Llantos. La gente tambalea el metro. Las llaves del coche flotando en un mar azul muerto y sin peces. Agarras la barra. Has tomado tu decisión entre sudores disimulados. Antitranspirantes. La gente es aire. Llegas a casa, sola. Las luces te ciegan y te detienen por la noche. Estas encerrada en un suceso. Violación. Encerada de por vida. Inocente pero el niño ya está muerto y tu impaciencia esperará, eternamente, la próxima parada.

 

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Relato escrito por Juan Manuel Rodríguez de Sousa.

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Imagen recogida de Galaxias y Platenas.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un relato de mi amiga Silvia: PARA...

Hola a todos los seguidores del blog. En esta entrada daremos la bienvenida a Silvia. Para que la conozcáis un poco mejor aquí os dejo una foto suya y su presentación.

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Silvia Mel Ferrer
Entre sus aficiones se encuentra la música, el teatro, cantar, cine ante todo, la moda, escribir de vez en cuando y la fotografía, casi todo relacionado con el mundo del arte.

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AQUÍ ESTÁ EL RELATO EN PDF PARA QUE SEA MÁS FÁCIL LEERLO.

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Para…

Soñaba con poderle contar todo aquello que se me pasaba por la cabeza, pero algo me decía que no era buena idea.

Era por el año 1960, si lo recuerdo como si fuera ayer, todos los días ella iba a ver a Parrish jugar al béisbol, el típico chico de ojos claros, rubio, alto y una figura a la cual todos envidiaban.

Jugaba desde pequeño y había ido adquiriendo cierta fama entre todos y todas, por los pasillos entre clase y clase no había nadie que no hablara de él, excepto ella. Tímida, no se atrevía a dar un paso sin que él lo hubiera dado antes, lo miraba por el rabillo del ojo dulcemente, mientras él se miraba los músculos con descaro en el espejo que habían instalado recientemente en la entrada del instituto.

Coincidían en clase de álgebra con la señorita Claire, nariz puntiaguda, ojos afilados, pelo rubio y rizado, muy delgada y con cierto olor a tabaco. Fumaba mucho por culpa del estrés que le hacíamos sufrir y después lo pagábamos en clase porque nadie se atrevía a llamarla para preguntarle por el dichoso tufo que desprendía su rebeca y se entretenía en ponernos como cien problemas en una hora.

Pues aún teniendo en que pensar, ella sólo se fijaba en los frunces de la frente de Parrish al intentar resolver un problema o en cómo se tocaba el pelo una y otra vez a causa del nerviosismo que le producía no saber responder a los problemas con cierta solvencia. La señorita Claire le llamaba la atención a menudo pero ella seguía admirándolo una y otra vez.

Toda su vida rondaba en el sentido de las agujas del reloj cuando marcaban las cinco, se despedía de la profesora de francés y salía por la puerta de clase como si se la llevaran los demonios. Sí, he aquí otra vez Parrish que, curiosamente, jugaba al béisbol a una manzana de la casa de ella, por cierto ella se llamaba Emma.

 tulipan retocado

Ella debía correr porque el entrenamiento empezaba a las cinco y cuarto, y si se entretenía lo más mínimo ya no le daba tiempo a ver como Parrish se atusaba el pelo mientras corría, o como le guiñaba el ojo cuando llegaba a la parte de la grada donde ella se situaba.

Lo veo todo tan claro, aun con la respiración acelerada y los mofletes sonrojados a causa de la carrera, estaba guapa. Nada más llegar se colocaba en el punto estratégico marcado durante meses, se aguantaba la falda hasta encontrar el sitio adecuado, se abanicaba con el cuadernillo de francés y se colocaba bien la gomilla del pelo. Todo debía estar a punto a la hora acordada, todo debía estar perfecto.

A las seis y media todo acababa, su sueño se desvanecía hasta el día siguiente a las cinco y cuarto, así que volvía a cogerse la falda para bajar de la grada y a correr otra vez, ahora era por que a las siete menos cuarto le tocaba clase de piano. Toda una virtuosa, corría hasta la calle Miracle, donde el Sr. Amien la esperaba con una puntualidad inglesa tomando un té de canela y cereza. Mirada penetrante, ojos oscuros, pelo canoso y bastante alto.

Desde la ventana de la casa del Sr. Amien se la ve tocar melodías desbocadas de virtuosismo y belleza. Bethoveen se rendiría a sus pies si la viera en estos momentos apasionada, endiosada, altiva y hermosamente melódica. Sus ojos desprendían un brillo resplandeciente, sus mejillas se volvían a encender de la emoción, parecía no existir nadie más en esos momentos en aquel pequeño salón inglés.

Vaya, las ocho menos cuarto y todo acaba, se apaga la melodía, el Sr. Amien se despide de Emma con gran entusiasmo por los progresos logrados en la semana, la acompaña hasta la puerta y le da la nueva partitura a estudiar. A ella se le hacen dos muecas en la cara al sonreír y finalmente se despide del Sr. Amien agitando la nueva partitura.

Ahora tranquilidad, todo está en calma, el día casi acabó y llegó la hora de irse a casa. Justo cuando llega, su hermano Brian está en el jardín jugando con el perro, ella se entusiasma al ver la diversión que eso entraña y se dispone a jugar con ellos dos. Se quita los zapatos, le gusta sentir el tacto del césped en sus pies, la frescura de la brisa, una brisa leve que acaricia su pelo de vez en cuando. Le tira una pequeña pelota de color amarillo a Bor, mientras ella no para de correr de un lado hacia otro del jardín, agitando su coleta, haciendo balancear la falda, riendo, hasta que escucha la voz de Cath, su madre, ojos grandes, delgada, nariz chata y una gran tendencia a exagerarlo todo.

Es la hora de cenar, entonces ella mira hacia la ventana del pasillo de su casa que es la única que da al jardín, sonríe a Cath, recoge la pelota y le pasa un brazo por encima a Brian, llevándoselo con ella hacia el interior de la casa.

A las seis de la mañana se levanta para desayunar e ir a buscar de camino al instituto a su amiga Elsa, morena, de ojos aceitunados y bajita. Van hablando sobre el entrenamiento de Parrish del día anterior, Elsa no se pierde nunca detalle y le pide, como cada día, que le describa con pelos y señales cada paso.

Cuando llegan al instituto se reúnen con las demás chicas, que le comentan lo de la fiesta del viernes. Es una fiesta que celebrábamos para el inicio del verano, ¡uf! Dichosa fiesta, todo el mundo en el instituto esta agitado por la noticia pero ella, con toda naturalidad, no le da apenas importancia  a la noticia, pues ya tiene el traje desde hace semanas; lo compró en Clarens and Clark. Si me acuerdo de ese día, ella estaba emocionada ya que después de ir a ver a Parrish, iba a comprárselo. Iba con su madre y allí en un escaparate de la calle Terrier estaba el traje perfecto, era malva, le salían destellos de todas partes, tenía unas tirantas finísimas que a ella le encantaron y el color era perfecto.

No tuvo más que entrar a la tienda y probárselo para darse cuenta de que ése era su vestido, estaba preciosa y al probárselo se hizo un semi recogido para vérselo mejor. No sé, pero en ese momento, se me cortó la respiración, estaba espectacular, brillante, hermosa, elegante; igual que cuando tocaba el piano.

Vuelven a estar en los pasillos del instituto cuando todo el mundo susurra o le dice al compañero, que tiene al lado, quien les acompañará en la fiesta o con quien quieren ir. Ella calla, solo quiere que le ocurra algo espectacular, que salga todo perfecto y tal como ella lo había planeado. Pero de momento, va con las chicas, aunque espera que algo fantástico le suceda.

Está emocionada, casi en una nube. El momento, que había estado esperando durante meses, estaba a sólo unas horas de sus manos. Todo el mundo rumoreaba que ese año Parrish iría con una persona normal, ya sabéis una chica no popular, morena y con unos ojos espectaculares que llenarían por completo la fiesta y dejaría en un segundo plano a las guirnaldas y adornos de la fiesta.

Aquel día en el instituto se le hizo eterno, en su cara se podía notar la desesperación por que tocara el timbre de la clase de álgebra y la señorita Claire dejara de poner absurdos problemas en la pizarra. Al fin, las cinco, pero esa tarde no significaba lo mismo ya que todo el mundo estaba pendiente de la fiesta, y de Parrish, que avisaría a la persona con la que iría justo media hora antes de que la fiesta comenzara. Era una forma de torturar a las chicas y otra forma de demostrar que él llevaba el poder más allá de la pista de béisbol.

Por cierto, la fiesta se celebraría en casa de los Maquenzi, un apellido un poco raro pero existente. ¡Ah los Maquenzi!, haría apenas dos años que habían adquirido en el pueblo la gran casa de campo, por herencia del abuelo de Aria, sí Aria, la hija de los Maquenzi. ¡Dios! Cómo me gusta repetir el apellido ¡es genial¡

Aria, la nueva pija, cuando le daban los ataques de mujer recién salida de arar en el campo sudorosa y quejica, no había quien la aguantara; y cuando se ponía en posición de chica pija, tampoco se le podía aguantar; pero claro, tenía una gran casa la cual la hacía la más popular de la zona y un físico espectacular de diosa del Olimpo. Nadie la aguantaba pero todo el mundo era participe de sus sonadas fiestas. A veces se llegó a comentar que en algunas de éstas había hombres mayores, universitarios que se quedaban hasta altas horas de la madrugada en su habitación y aprovechaban para salir cuando los padres bajaban a dar el visto bueno a la preparación del desayuno. En fin, toda una bala perdida para nuestra sociedad, una bajeza que jamás aceptarían los padres de nadie.

Mi teoría sobre Aria: los padres eran tan estrictos que la dejaban realizar fiestas sólo si al día siguiente era capaz de levantarse a las cinco de la mañana y estar, al menos, hasta la hora de irse al instituto repasando sus deberes con sus diferentes profesores particulares. He aquí la teoría de la salida de hombres mayores y no a tan temprana hora de la mañana. Nadie los veía entrar porque entraban por la puerta de atrás y casi siempre venían andando, por lo que nunca dejaban los coches en el porche, con lo cual las vecinas solo veían las grandes fiestas que montaba, y al día siguiente verían a los padres de Aria desayunar tranquilamente por lo que ni siquiera le hacían caso a las salidas de los profesores.

Pero ella, este día, lo preparaba con especial atención, colgaba ella misma las guirnaldas, preparaba ponche, hacia los canapés y luego decía que había alquilado el catering.

Volvamos al momento nervioso de Emma. A las cinco fue directamente a la mercería Timble, era una pequeña mercería que llevaba años cerca de su casa, la dueña la conocía desde que era pequeña cuando su madre iba a comprar las telas con las que le hacía aquellos vestiditos de cuadros tan bonitos que llevaba en la guardería, desde entonces era guapa.

Fue a por un lazo de color malva que le hacía juego con el vestido, se lo colocaría en el pelo de manera que le hiciese un recogido perfecto que dejara ver su hermosa espalda y una flor para darle más vida a aquel vestido. Después salió dando casi saltos al haber encontrado justo lo que ella buscaba, y llegó a su casa para prepararse pues la fiesta comenzaría a las siete y todavía tenía una esperanza.

Seis y media, lista, nerviosa miraba por la ventana de su habitación, el sol todavía la iluminaba y podía verla, miraba constantemente hacia la calle, su vestido hacia destellos color malva, su pelo recogido con aquel lazo dejaba ver su cara, preciosa, deslumbrante y un pequeño fular acariciaba con suavidad sus hombros, sus pendientes de brillantes, su flor, todo para mí era un fiesta del buen gusto.

De pronto lo inesperado sucede, dios mío ¡Parrish no!, se adentraba en la calle, profundizando, atenuando su paso cada vez más hacia la puerta de la casa de Emma, ella por supuesto confundida pero alegre, una vez más su cara se encendía tocando una melodía en do mayor dentro de su cabeza.

El vaho en la ventana se hacía cada vez más visible, respiraba con una frecuencia acelerada y al fin, él toca el timbre.

¡No!, si pasara esto la estropearía, dejaría en desequilibrio la belleza que desprendía por cada poro de su cuerpo, mataría el color de la flor que llevaba en el vestido y entonces los destellos se convertirían en meras guirnaldas de fiesta. Él no se merecía admirarla, tenerla al lado, susurrarle al oído, soltar su aliento debajo de su cuello hasta que el éxtasis de su mirada rompiera en un brillo cegador, no, no se lo merecía.

Él era un despampanante frío, ella una luciérnaga en medio de una noche de verano; él era superficial, ella profundizaba en aquellas melódicas sinfonías de Bethoveen; él se miraba el físico en un espejo, ella miraba la profundidad de su mirada; él soñaba con fama, ella con él.

Me dolía profundamente en el alma, todo se apoderaba de mí, hasta un calor sofocante por la impotencia de mi persona, él no sabía nada de ella. No sabía que, por las tardes cuando salía del instituto y llegaba a su casa, al llegar al césped se quitaba los zapatos porque le gustaba sentir la sensación del frescor en sus pies, no sabía que se ponía a jugar con su perro y con su hermano minutos antes de que su madre la llamara para cenar. Él no sabía que prefería muchas veces comer un helado de fresa y vainilla con sus amigas en Buquees antes que un trozo de tarta, él no sabía que cuando llegaba por las mañanas al instituto y se paraba en las taquillas hasta esperar que llegara desprendía un dulce olor a lavanda que llenaba cada rincón de aquel horrible pasillo, que a veces cuando tocaba el piano era capaz de meterse tanto en la melodía que se le encendían las mejillas, que cuando estaba en clase de la señorita Claires y lo miraba no podía dejar de agitar el lápiz de un sitio a otro sin parar debido al nerviosismo que le producía el tenerlo cerca: que su flor favorita era el tulipán, su color el rojo y su comida favorita la pizza; que la sonrojaban cuando resaltaban algo de su físico, que su corazón era tan grande que tenía sitio para todos y para todo.

Parrish no se merecía tocar el timbre de su casa, pero lo hizo y eso lo cambió todo. Ella salió acelerada, abrió la puerta con la timidez que la caracterizaba, sus padres la miraron con cariño, con aquel cariño paternal que le hizo sentirse más segura. Cogió su bolso y la mano de Parrish y la puerta se cerró. Podía escuchar los pasos de sus tacones, despacio se alejaban de allí, despacio, ya nada podría hacerla más feliz porque su mano rozaban los dedos de él, nada ni una palabra, sólo silencio, un silencio amable y nada incómodo.

Durante el camino de ida hacia la fiesta, que estaba a tres manzanas de su casa, y para romper el hielo, él en un alarde de simpatía, empezó a hacerle chistes sobre la clase de personas que estarían en la fiesta y sobre las tonterías que se decían cuando uno estaba borracho, ¡Dios!, ¿cómo sus dulces oídos podían escuchar semejantes tonterías, cómo podía arriesgarse hacia la nada y conformarse sólo tener cerca a una persona tan…?

Ella no podía dejar de mirarle, era un sueño que nunca se hubiera imaginado, ¿qué dirían sus amigas cuando la vieran del brazo del Dios Parrish?, ¿qué diría Aria ante tal aberración al ver que no va con ella?

Al fin en la fiesta, ¡la dichosa fiesta!, cuando entró por aquella puerta yo sabía que sería mi perdición, mi desengaño, mi dolor próximo. Todo transcurría con normalidad, todos bailaban y se divertían, todos bebían, hablaban, unos se besaban y otros lo intentaban, ella en el baño hablando con sus amigas, las que aún no podían creerse lo ocurrido…

Llega el momento que todos esperaban y que otros odiarían desde ese día, Parrish y Emma ejecutan el último baile de la noche, el colofón final; el espectáculo acaba de comenzar para ella.

Se miran, ella titubea, no puede articular palabra, ni siquiera le importa ser por ahora la más admirada de la fiesta, ni lo que conllevará después porque las piernas le tiemblan demasiado y debe concentrarse en ello para no fallar en ningún paso. El centro del enorme salón se llena de su presencia y un agradable olor a lavanda. Lo que hubiera dado por estar en el centro del mundo con ella, todo, lo habría dado todo, hasta mi vida.

La música es preciosa, es preciosa porque desprende la esencia de ella, que sin darse cuenta, le dejan de temblar las piernas, imaginando que en esa sala están solos, como dos amantes furtivos en medio de un baile de máscaras. No pude aguantar y la tristeza se adueñaba cada vez más de mi, ahora ni siquiera podía odiarlo porque ella lo amaba, ahora tan siquiera podía tenerle rencor porque ella se perdía en su mirada, ahora no me dejaba aferrarme a la idea de que no era él quien debía estar con ella en ese momento, porque ella lo había elegido así.

Tan solo me quedaba mirarla como había hecho hasta ahora, en silencio, desde algún rincón, como un punto muerto en su vida, oscuro, hasta donde no llega su visión.

Cinco minutos después de empezar su fantasía, termina mi sueño. Cuánto injusto era esto, cuánto dolía, cuánto empañaba mis ojos, cuánto oscurecía mi alma. <<Ya terminó>> me decía a mí mismo, aquí en este lugar tan frío, en este preciso momento en el que mi corazón se paraba y sólo estaba yo para consolarlo; menudo consuelo. Lo único que pude hacer es seguir mirando cada resquicio de aquel centro en el que se encontraba y, cuando ya consideré que había mirado lo suficiente, me di la vuelta, me choqué con el hombro de Parrish --me pareció mantequilla—y me tiraron sin querer un vaso de ponche en el traje que me había comprado hacia unas horas. Yo también era en esos momentos una mancha, qué más me daba, qué más me daba si no podía ya soñarla, si no podía tenerla en ese baile, mirándola, teniendo el privilegio de mantener la mirada con ella durante unos segundos, oliendo su pelo, rozando mi mejilla levemente por la suya.

Ahora, es hora de nada, comencé a moverme con el ritmo de la música y a beber ponche, hablé con mucha gente en la fiesta, ya no la miré más, no quería estar dentro de ella, no quería recordarla, así que la locura se apoderó de mi ser y por una vez en mucho tiempo me divertí, me quité la chaqueta y la música era lo único que me podía calmar así que la escuché, la escuché tanto que ahora solo podía centrarme en ella.

Llega el final de mi divertida fiesta, las doce, toque de queda para todos, yo había ido en coche así que me dispuse a salir de la casa, ya no había casi nadie, todo el mundo estaba en el porche arrancando los motores de sus coches, continuando con sus vidas, simplemente marchándose.

Cuánta poesía había en todo esto, cuánto desamor, cuánta melodía, cuánta belleza, cuánto de mí había dejado en el salón de aquella casa, ¡Cuánto!

Sólo me dio tiempo a tropezarme por última vez con la única persona que no habría esperado jamás, ya la había dejado atrás cuando el perdón invade su boca y yo solamente puedo decirle adiós. Me tropecé con ella al salir de la fiesta y… ¡solo pude decirle adiós!, qué vacío, qué muerto, y ella solo giró su cabeza hacia Parrish cogiéndole la mano para, a continuación, meterse en un coche.

camino largo retocado

Recuerdo que arranqué el coche, sin ánimo de continuar nada, sólo de irme como habían hecho los demás, irme. A medio camino tuvimos que coger un desvío ya que habían cortado la carretera de manera que todos los que estábamos en la fiesta tuvimos que coger por el camino del bosque: una larga carretera hasta el pueblo rodeada en ambos lados por cipreses. Recuerdo que abrí la ventanilla para oler a madera húmeda, no veía casi nada por la niebla, veía coches haciendo el loco a causa de la bebida, y cuando continuaba mi camino vislumbré un coche a un lado de aquel barranco, había dado una vuelta, estaba completamente al revés.

Estaba confundido y aturdido. Recuerdo que salí del coche y me sitúe en el borde del barranco, el coche estaba totalmente girado de forma que prácticamente no podía ver ni la matrícula, ahí empezaron a temblarme las piernas. No hacía más que gritar a los ocupantes del coche, pero nada, nadie me contestaba; así que decidí bajar.

Fue rápido, bajé sin pensarlo más, me tiré al suelo, todavía recuerdo el frío tacto del musgo cuando apoye mi cara en el suelo en el intento de ver cuántas personas había en el coche y si estaban bien. Mi corazón palpitaba deprisa y casi no podía ver bien. En el asiento de atrás alguien decía algo muy bajito, cuando giré la cabeza, cuando la giré, fui hielo. Era ella, su lazo caía en la parte trasera tocando el techo del coche que estaba al revés, la sangre cubría sus ojos, tenía una brecha enorme que no paraba de sangrar en su cabeza, con las manos temblorosas logré cogerla y sacarla de aquel coche infernal.

En ese momento no me preocupaba nadie más, ella estaba en peligro y por primera vez veía mi cara. En ese instante hubiese querido verla de la mano de Parrish incluso entrando en una iglesia para casarse, hubiese querido verla en una casa, en una de las mejores calles residenciales, esas que tienen las casas en línea, rodeada de césped y jugando con sus hijos, hubiese querido verla colocando flores en distintos sitios de su casa mientras Parrish leía el periódico, hubiese querido verla despedirse de él dándole un leve beso en los labios, hasta eso, antes que verla tendida en el suelo cubierta de sangre, fría, inmóvil.

Cuando conseguí tenerla entre mis brazos ella estaba casi inerte, no hacía más que decir que le dolía la cabeza, vi su gravedad, vi la gravedad del asunto y comprendí que no le quedaba mucho tiempo. Por su boca salían palabras sin sentido, tampoco dejaba de decir que tenía frío así que la cubrí con aquella asquerosa y nueva chaqueta manchada de ponche, acaricié su pelo una y otra vez, la apreté contra mi pecho para que sintiera mi presencia, quería que se quedara, lo quería con todas mis fuerzas, la miré a los ojos pero ella los cerraba cada vez con más frecuencia y durante más tiempo, su herida era mortal, el peso del coche había aplastado el sitio de atrás, clavándose un trozo de cristal de la ventanilla en la cabeza, un trozo bastante grande. Se rompió un trozo al tratar de sacarla, pero el otro permanecía en su cabeza haciendo que sangrara de una manera casi animal.

Me sujetó la mano con la poca fuerza que le quedaba, me sujetó, quería odiarla, de hecho la odiaba, ¿por qué? Solo podía preguntarme porque había sido ahí la primera vez de nuestro encuentro, porqué nunca me atreví a llamar a su timbre, porqué nunca tuve el suficiente tiempo como para amarla y porqué ahora siendo feliz se iba. Unos segundos después ella moría para el mundo, dejó de sujetarme la mano, estaba helada, casi tanto como su acompañante a diario, la miré por última vez porque mis ojos tuvieron que cerrarse ante tal injusticia. Lloré, lo hice hasta casi morir con ella, grité, lo hice para que ella me escuchara desde donde estuviera y supiera que estaba enfadado con ella y con el mundo.

Su alma se fue, aún me cuesta creer que esa noche fuera su mejor noche, aún me cuesta creer que no pudiera decirle que me moría por tenerla entre mis brazos, que me hubiera gustado hablar con ella una noche y no dejarlo hasta el amanecer, que me hubiera gustado invitarla a una pizza o haberle regalado un ramo de flores. Me costaba aceptar que nunca la vería en la parte trasera de su casa jugar con su hermano y su perro descalza, que nunca más los pasillos del instituto olerían a ella y que sería todo más horrible aún, que las cinco ya no significaría nada para ella ni para mí y que me hubiera gustado ir de su mano hasta Buqueers y comprarle un helado de vainilla y fresas, que me hubiese gustado besarla en el parque de la calle Wells mientras llevaba su jersey rojo de punto que le había hecho su madre.

Manchado de su sangre aún caliente, manchado de vida por ella, rodeado de muerte, tuve que sacar fuerzas para ayudar a los demás y pedir ayuda. Parrish sobrevivió, solo se hizo unas magulladuras y se quedó inconsciente durante un rato. El que iba conduciendo corrió peor suerte, pues el cristal delantero estalló cuando salió despedido contra uno de los cipreses que había en el bosque. La ayuda tardó poco en llegar, traté de tranquilizar a Parrish que se encontraba en estado de shock, mientras miraba de reojo la figura inerte de Emma, mi querida Emma.

Días después en su entierro, me acerqué a sus padres, no podían dejar de agradecerme la ayuda prestada. Cath estaba destrozada, sus ojos ensangrentados hacían resaltar los días más amargos de su vida. Su padre solamente miraba al vacío, su niña, la joven a la cual daba consejos y llevaba al instituto cada día, la niña de su vida, su dulce y melódica niña ya no hablaría más con él, ya no la vería correr escaleras abajo cada vez que volvía de viaje, emocionada al ver que su padre al fin había llegado. Su hermano Brian, no era capaz de articular palabra, no lo entendía muy bien pero se sentía afectado al ver a sus padres en esas condiciones.

Estaba allí todo el mundo, todos y cada uno de los que habían formado parte en su vida. Parrish, con un brazo escayolado a causa del impacto, estaba allí, de pie, inmóvil  sin saber qué decir pero afectado de verdad, lo noté en sus ojos, ya no era el mismo, se había quedado con un trocito del corazón de Emma; sin duda alguna, el mejor de ellos.

Yo seguía enfadado, sólo quería posar en su cama de sueño eterno un ramo de tulipanes malvas. Un papel arrugado, un papel usado, amarillo por el paso del tiempo, humedecido, escrito una tarde de ya hacía tiempo, lo tiré con ella para siempre. Quise dejarle constancia en aquellos momentos de lo especial que era para mi vida aunque durmiera, estoy seguro de que su alma permanecería conmigo para siempre:

Te miro, sobre todo cuando estás entretenida, sólo entonces puedo hacer que no me importa. En este preciso momento, cuando mi alma perturbada de ti, casi hipnótica, me abandona, se adentra en el color de tus ojos, va paseando tu perfil y, como una esencia, recorre los caminos de tu cuerpo. Hundida en ti descubre secretos aún escondidos para el mundo.

Nadie podrá ver todo lo que yo veo, por que tan solo mi alma guarda el secreto. Luego en la oscuridad de ti, cuando amanece el miedo por tu falta, me gusta recordarte sentada mirando al vacío, mientras que una y otra vez te amo con el mayor de mis silencios, desde la mayor cercanía, pero siempre entre enmudecida delicia que se deleita de los más gustosos sabores; es la vida que elegí por no ser más que tu sombra.

Me di la vuelta, miré hacia arriba entre los árboles, justo cuando el sol daba en su sitio y lancé un beso de amor infinitamente sincero, desde lo más profundo de mí hacia el aire que ella había estado respirando unos días antes. Por cierto, mi nombre es Álex.

 

corazon

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RELATO EN PDF

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Para... by Silvia Mel Ferrer is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Compartir bajo la misma licencia 3.0 España License.

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lunes, 24 de noviembre de 2008

Poema: ES ELLA

I

Es ella

exquisito embadurnamiento

esparciéndome encantos

entre esta entristecida existencia.

.

Ella es efluvio

en hermético envase

estropeado.

.

Ella es eterna

en el efímero edén,

elaborado entre estos edredones ensuciados.

.

Es el estar ensimismado

espiándola

entre esquinas.

.

Es Erato

entonando esos estribillos

extraviados

en esas épocas

equívocas.

.

Es escribirle elegías

encomendándole

existir en ella.

.

Es ella.

.

II

Es ella.

.

Empero,

ella es Heroína

evaporada,

exánime.

.

Entonces,

extinguiré esta epístola

entre explosiones

eléctricas.

.

Empero,

ella es Heroína

evaporada,

exánime.

.

Entonces,

exterminaré el éxito,

el estrago,

el existir,

encaminando,

expiándome

en éxodos eutanásicos.

.

Es ella.

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Poema escrito por Juan Manuel Rodríguez de Sousa.

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La imagen procede del siguiente blog El espejo de Sarah

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Creative Commons License
Es ella by Juan Manuel Rodríguez de Sousa is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Compartir bajo la misma licencia 3.0 España License.

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martes, 18 de noviembre de 2008

La Torre de Hércules y el minicuento: El último manzano de las Hespérides.



 

De este faro escribí hace tiempo un minicuento, por ello, para que entendaís todo lo que le rodea a esta creación os pongo un poquito de información resumida de la wikipedia.

Torre de Hércules

La Torre de Hércules es un faro con una altura total de 68 metros. Tiene el privilegio de ser el único faro romano y el más antiguo en funcionamiento del mundo.

La torre perdió, posiblemente, su uso marítimo durante la Edad Media al convertirse en fortificación. La fachada actual es el fruto de la remodelación neoclásica efectuada en el S. XVIII.

Era, antes de comenzar la reforma neoclásica, un cuerpo prismático con base cuadrada; en el exterior presentaba un muro de piedra con dos puertas en la parte baja y ventanas asimétricas que la recorrían hasta el piso superior, y una mordiente helicoidal que llegaba hasta la parte superior. En su interior conservaba la vieja estructura romana, pero con escaleras de madera que pertenecían a la restauración de edificio, armonizándola en su decoración con marcos superiores de puertas y ventanas.

La mitología dice que «hubo un gigante llamado Gerión, rey de Brigantium, que obligaba a sus súdbitos a entregarle la mitad de sus bienes, incluyendo sus hijos. Un día los súbditos decidieron pedir ayuda a Hércules que retó a Gerión en una gran pelea. Hércules derrotó a Gerión, lo enterró y levantó un túmulo que coronó con una gran antorcha. Cerca de este túmulo fundó una ciudad y, como la primera persona que llegó fue una mujer llamada Coruña, Hércules puso a la ciudad este nombre>>

Ahora que sabéis algo más sobre esta Torre, os expondré mi versión mitológica, personal y resumida en unas pocas palabras, obligado a decir mucho con tan poco quizás sea un minicuento áspero, pero al menos, supongo que os resultará mágico.

Para lo que no recordéis que ocurrió con el Jardín de las Hespérides os lo explico: En este jardín los árboles daban frutos dorados que proporcionaba la inmortalidad, el jardín era propiedad de Gea hasta que Hera se casó con Zeus y esta se lo regaló como regalo de bodas. Para que nadie robara las manzanas, estaban las hespérides y el temido dragón de cien cabezas, Ladón, que lo vigilaban. El caso es que Hércules consiguió robar las manzanas y de ahí viene esta historia y versión de la Torre de Hércules.

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Por cierto, yo soy de los que apoyan al Arte que no necesita entenderse tras una explicación previa o posterior, aunque esta vez invertí mis principios creativos.

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El minicuento no podía superar las cincuenta palabras, incluyendo las del título. Ahí va:

El último manzano de las Hespérides

Ayer, me escondí con las manzanas en el norte. Gea me advirtió: Heracles, se acabarán. La solución: plantar una semilla. Nació un árbol y anoche me dije: ¿Y si Hera lo descubre? Su ira estallaría. Hoy, lo cercaré bajo un manto de piedra.

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image

Pincha en la Imagen para obtener más información sobre la Candidatura de la Torre de Hércules como Patrimonio de la Humanidad.

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jueves, 13 de noviembre de 2008

Hans Christian Andersen, EL SOLDADITO DE PLOMO

Buenos días, buenas tardes o buenas noches, según a quién convenga. Hoy me he acordado de uno de mis escritores favoritos, y por arte de magia y google me he topado con un vídeo que me ha emocionado de lo bien realizado que está, nada, que me ha gustado tanto que lo pongo aquí para que todos podáis verlo también.

Más abajo, incluyo uno de sus cuentos más famosos: EL SOLDADITO DE PLOMO para aquellos que deseen entrar en este mundo mágico que construyó Andersen con su pluma. El vídeo es de TITIRIMUNDI. Un saludo a todos y a disfrutar.

EL SOLDADITO DE PLOMO


Érase una vez un niño que tenía muchísimos juguetes. Los guardaba todos en su habitación y, durante el día, pasaba horas y horas felices jugando con ellos. Uno de sus juegos preferidos era el de hacer la guerra con sus soldaditos de plomo. Los ponía enfrente unos de otros, y daba comienzo a la batalla.

Cuando se los regalaron, se dio cuenta de que a uno de ellos le faltaba una pierna a causa de un defecto de fábrica. No obstante, mientras jugaba, colocaba siempre al soldado mutilado en primera línea, delante de todos, incitándolo a ser el más valiente.

Pero el niño no sabía que sus juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos, y a veces, al colocar ordenadamente a los soldados, metía por descuido el soldadito mutilado entre los otros juguetes. Y así fue como un día el soldadito pudo conocer a una gentil bailarina, también de plomo. Entre los dos se estableció una corriente de simpatía y, poco a poco, casi sin darse cuenta, el soldadito se enamoró de ella.

Las noches se sucedían de prisa, una tras otra, y el soldadito enamorado no encontraba nunca el momento oportuno para declararle su amor. Cuando el niño lo dejaba en medio de los otros soldados durante una batalla, anhelaba que la bailarina se diera cuenta de su valentía. Por la noche, cuando ella le preguntaba si había pasado miedo, él le respondía con vehemencia que no. Pero las miradas insistentes y los suspiros del soldadito no pasaron inadvertidos por el travieso que estaba encerrado en una caja de sorpresas. Cada vez que, por arte de magia, la caja se abría a medianoche, un dedo admonitorio señalaba al pobre soldadito. Finalmente, una noche, el travieso estalló.

-¡Eh, tú, deja de mirar a la bailarina! -el pobre soldadito se ruborizó, pero la bailarina, muy gentil, lo consoló:

-No le hagas caso, es un envidioso. Yo estoy muy contenta de hablar contigo.

Y lo dijo ruborizándose. ¡Pobres estatuillas de plomo, tan tímidas, que no se atrevían a confesarse su mutuo amor! Pero un día fueron separados, cuando el niño colocó al soldadito en el borde de una ventana.

-¡Quédate aquí y vigila que no entre ningún enemigo, porque aunque seas cojo bien puedes hacer de centinela!

El niño colocó luego a los demás soldaditos encima de una mesa para jugar. Pasaban los días y el soldadito de plomo no era relevado de su puesto de guardia. Una tarde estalló de improviso una tormenta, y un fuerte viento sacudió la ventana, golpeando la figurita de plomo que se precipitó en el vacío. Al caer desde el alféizar con la cabeza hacia abajo, la bayoneta del fusil se clavó en el suelo. El viento y la lluvia persistían. ¡Una borrasca de verdad! El agua, que caía a cántaros, pronto formó amplios charcos y pequeños riachuelos que se escapaban por las alcantarillas. Una nube de muchachos aguardaba a que la lluvia amainara, cobijados en la puerta de una escuela cercana. Cuando la lluvia cesó, se lanzaron corriendo en dirección a sus casas, evitando meter los pies en los charcos más grandes. Dos muchachos se refugiaron de las últimas gotas que se escurrían de los tejados, caminando muy pegados a las paredes de los edificios. Fue así como vieron al soldadito de plomo clavado en tierra, chorreando agua.

-¡Qué lástima que tenga una sola pierna! Si no, me lo hubiera llevado a casa -dijo uno.

-Cojámoslo igualmente, para algo servirá -dijo el otro, y se lo metió en un bolsillo. Al otro lado de la calle descendía un riachuelo, el cual transportaba una barquita de papel que llegó hasta allí no se sabe cómo.

-¡Pongámoslo encima y parecerá marinero! -dijo el pequeño que lo había recogido.

Así fue como el soldadito de plomo se convirtió en un navegante. El agua vertiginosa del riachuelo era engullida por la alcantarilla que se tragó también a la barquita. En el canal subterráneo el nivel de las aguas turbias era alto. Enormes ratas, cuyos dientes rechinaban, vieron cómo pasaba por delante de ellas el insólito marinero encima de la barquita zozobrante.

¡Pero hacía falta más que unas míseras ratas para asustarlo, a él que había arrasado tantos y tantos peligros en sus batallas! La alcantarilla desembocaba en el río, y hasta él llegó la barquita que al final zozobró sin remedio empujada por remolinos turbulentos. Después del naufragio, el soldadito de plomo creyó que su fin estaba próximo al hundirse en las profundidades del agua. Miles de pensamientos cruzaron entonces por su mente, pero sobre todo había uno que lo angustiaba más que ningún otro: era el de no volver a ver jamás a su bailarina...

De pronto, una boca inmensa se lo tragó para cambiar su destino. El soldadito se encontró en el oscuro estómago de una enorme Ave, que se abalanzó vorazmente sobre él atraído por los brillantes colores de su uniforme. Sin embargo, el Ave no tuvo tiempo de indigestarse con tan pesada comida, ya que quedó prendido al poco rato en la red que un pescador había tendido en el río. Poco después acabó agonizando en una cesta de la compra junto con otros pájaros tan desafortunados como él. Resulta que la cocinera de la casa en la cual había estado el soldadito, se acercó al mercado para comprar pescado.

-Este ejemplar parece apropiado para los invitados de esta noche -dijo la mujer contemplando el pescado expuesto encima de un mostrador. El Ave acabó en la cocina y, cuando la cocinera la abrió para limpiarlo, se encontró sorprendida con el soldadito en sus manos.

-¡Pero si es uno de los soldaditos de...! -gritó, y fue en busca del niño para contarle dónde y cómo había encontrado a su soldadito de plomo al que le faltaba una pierna.

-¡Sí, es el mío! -exclamó jubiloso el niño al reconocer al soldadito mutilado que había perdido.

-¡Quién sabe cómo llegó hasta la barriga de esta Ave! ¡Pobrecito, cuantas aventuras habrá pasado desde que cayó de la ventana!

Y lo colocó en la repisa de la chimenea donde su hermanita había colocado a la bailarina. Un milagro había reunido de nuevo a los dos enamorados. Felices de estar otra vez juntos, durante la noche se contaban lo que había sucedido desde su separación. Pero el destino les reservaba otra malévola sorpresa: un vendaval levantó la cortina de la ventana y, golpeando a la bailarina, la hizo caer en el fuego . El soldadito de plomo, asustado, vio como su compañera caía. Sabía que el fuego estaba encendido porque notaba su calor. Desesperado, se sentía impotente para salvarla. ¡Qué gran enemigo es el fuego que puede fundir a unas estatuillas de plomo como nosotros! Balanceándose con su única pierna, trató de mover el pedestal que lo sostenía. Tras ímprobos esfuerzos, por fin también cayó al fuego. Unidos esta vez por la desgracia, volvieron a estar cerca el uno del otro, tan cerca que el plomo de sus pequeñas peanas, lamido por las llamas, empezó a fundirse. El plomo de la peana de uno se mezcló con el del otro, y el metal adquirió sorprendentemente la forma de corazón. A punto estaban sus cuerpecitos de fundirse, cuando acertó a pasar por allí el niño. Al ver a las dos estatuillas entre las llamas, las empujó con el pie lejos del fuego. Desde entonces, el soldadito y la bailarina estuvieron siempre juntos, tal y como el destino los había unido: sobre una sola peana en forma de corazón.

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La primera imagen la he sacado de un blog curioso. Dejo aquí la dirección: MINIATURAS EN PAPEL

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lunes, 10 de noviembre de 2008

TODO POR EL ARTE (III) Las tres preguntas

Aquí dejo la primera y segunda parte del artículo para los perdidos.

1)Primera parte del artículo:

2)Segunda parte del artículo:

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LAS TRES PREGUNTASimage

¿tiene el escritor el deber o el derecho de escribir lo que le apetezca?

Sí, tiene el derecho y el deber de escribir lo que quiera y cómo le apetezca. Quizás suene egoísta, duro y cínico al mismo tiempo. Pero la escritura es un ejemplo de la vida y del arte, no podemos atropellarla con el mundo real, impedir que evolucione.

Aquí ya entra la moralidad del escritor, su ingenio, su capacidad creativa, su honradez no tanto como persona, sino como artista. Por ejemplo, una historia que repercuta seriamente en alguien debe ser tratada de una manera especial, el literato asume el compromiso de al menos intentar ocultar la identidad. Como hemos dicho antes puede resultar imposible, pero al menos lo ha intentado. Ahora, ¿cuándo sería condenable el acto de desnudar la intimidad?

Solamente resultaría inmoral cuando una historia no trata de ocultar a esos personajes, sino que además ayudan a su identificación con la sola intención de alcanzar un número mayor de ventas, o cuando es producto de una capacidad creadora nula. En estos casos, importa la intención con la que está hecha la obra, si es un regalo al mundo de un artista, o es pura mercancía en venta y con morbo público. También atañe al principio creador de un artista, que es una especie de necesidad, y al mismo tiempo de diversión, es un empuje existencialista que los ayuda a caminar a través de todo un mundo imaginario. Claro está que una persona que haya descubierto “descaradamente” a sus personajes no estará tan interesada en expresar y pasear por este sendero como en llenar los bolsillos de simples billetes, o sentirse reconocido por el gran público para sentir aquello que llaman “fama”.

Quizás, al final distingamos tres fases y tres preguntas que puedan ayudar a discernir sobre este tema y que además puedan ser ordenadas cronológicamente respecto al proceso creativo: ¿Es honrado el principio creador del artista? ¿Es importante, significativo para el autor aquello de lo que va hablar o es una sencilla historia morbosa? ¿Son páginas que merezcan ser leídas por su calidad artística?

Y las tres preguntas se quedan ahí, para aquellos que jugamos con la ficción, para los que se adentran en ella. Escritores, lectores somos, aunque muchas veces seremos estafados, descubiertos, no descansaremos en nuestra obstinación de distinguir el grano de la paja, porque no hay que confundir libertad creadora con libertinaje. Ya me lo dijeron cuando estudiaba en el colegio, cuando miraba a as musarañas poéticas en el instituto o cuando me aburría y fascinaba al mismo tiempo en las clases de la facultad.

FIN.

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Artículo de Juan Manuel Rodríguez de Sousa

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Aquí dejo la primera y segunda parte del artículo para los perdidos.

Primera parte del artículo:

Segunda parte del artículo:

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sábado, 8 de noviembre de 2008

Manifiesto por el cuento

MANIFIESTO POR EL CUENTO(carta abierta a todas las publicaciones periódicas)

¿Qué motivó que el cuento como nuevo género literario hubiese tenido dos espectaculares apariciones primero en el siglo XIX y después en el XX?Curiosamente la respuesta es la misma: la publicación de los mismos en revistas y diarios.Los cuentos modernos, nacen primero en los periódicos y luego se convierten en libros que los recopilan.Poe, Chejov, London escribían sus cuentos para periódicos. Carver, Cheever, Fante, Bukowski, y toda la generación del realismo sucio americano de mediados del siglo XX, adelantaban sus publicaciones con cuentos en periódicos. La nueva generación americana del desarraigo publica en fanzines y diarios locales, algunos incluso nacionales con gran tirada, antes siquiera de presentar su primer libro de cuentos.¿Qué coño ocurre en España con el cuento?¿Ningún periódico es capaz de liberar una columna para acoger un cuento moderno?Se trata de dar oportunidades a gente desconocida, pero fielmente cuentistas, no de ofrecer una columna a escritores consagrados que publican como cuento el recorte de un amago de novela.El cuento es un género narrativo mayor, quizá el más complejo en su elaboración a pesar de su aparente sencillez, que requiere una excelente técnica de relojero para lograr que en el lector surja el efecto deseado.El cuento es corto por definición, y muy intenso, y el buen cuento marca un antes y un después en la mente del lector que ha sentido como un terremoto bajo sus pies.El cuento explota en la cabeza, anida en el alma y enseña a ver la vida desde otra perspectiva.El cuento aguanta sin respirar tres estaciones de cercanías y varias de metro, el lector viaja, sí, pero no en el vagón.El cuento es el género literario más acorde con el mundo presuroso y alocado actual. Y lo es por dos motivos: 1. Su minimalismo intrínseco; y 2. En su interior guarda una bomba intelectual.Demos una oportunidad al cuento.Cada año más cuentistas se suman al movimiento. Mucho tienen que ver en ello las escuelas de creación literaria y talleres que se han multiplicado por cien en los últimos tiempos.El cuento como paso de la nada a la novela ya no es un simple ejercicio de preparación. Muchos de los cuentistas modernos son conscientes de que han encontrado en el relato corto su distancia.El cuento, el buen cuento, es un reto.Los cuentistas son a su vez devoradores de cuentos, fagocitan y degluten relatos con la esperanza de descubrir una nueva forma de tallar ese “diamante” en bruto que es la idea previa a la composición.Demos una oportunidad al cuento.

Esteban Gutiérrez Gómez. Cuentista.

http://ellaberintodenoe.blogspot.com/

viernes, 7 de noviembre de 2008

TODO POR EL ARTE (II) DEBERES Y DERECHOS

Aquí llega la segunda parte de estas reflexiones, os dejo el enlace de la primera para los que habéis llegado tarde.

PRIMERA PARTE DEL ARTÍCULO

TODO POR EL ARTE (II) DEBERES Y DERECHOS

Pero, ¿y cuándo es imposible concebirlo?

Existen diversas causas para que un escritor no pueda esconder, separar la persona del personaje, el lugar del mundo imaginario, y que cualquier intento de ocultar alguien o algo caiga en la inutilidad. Narrar una historia de gran renombre lo haría muy difícil, estas obras suelen ser sometidas a numerosos estudios que descubren, por muy hábil que sea el escritor, la identidad de los personajes. La propia incapacidad de un escritor es un factor a tener también en cuenta, así como la intencionalidad económica. Por último, el móvil estaría en el simple deseo de herir sentimentalmente.

Sin embargo, sería improductivo detenernos en el cómo o el porqué se ha saqueado la intimidad de una persona, ya que al fin y al cabo el resultado es siempre el mismo: la identidad queda descubierta. La pregunta sería entonces la siguiente: ¿Tenemos los escritores el derecho de contar historias de los demás?

Aquí viene la borrasca de ideas que nos surgieron durante este final de verano, filosofando en plena entrada de una crisis financiera mundial, las respuestas se reproducen, múltiples, y con matices, como dos gemelos que cambian de parecer según la vestimenta de lleven cada momento.

Es el “depende” de cada situación, y por esta regla de tres, crecerán tantas soluciones como relatos escritos (y los que quedan por escribir) y esa sea quizás la única respuesta ante el dilema, cada situación es diferente. No es lo mismo escribir una historia acerca de un amigo que solamente alcance identificar su círculo de amistades, que escribir, por ejemplo, una historia de un personaje público que logre repercutir (negativa o positivamente) en un círculo social mucho más amplio. Son tantas las posibilidades, tantas las miradas, y tantas las palabras que nunca sabremos la verdad absoluta de lo escrito, lo sucedido y de lo dicho: ¿Es, entonces moral apropiarse de una historia ajena?

Una compañera puso un ejemplo claro: ¿porque un pintor puede sentarse en una banqueta delante de un jardín y pintar el más mínimo detalle sin el miedo de ser acusado de oportunista y falto de ideas? Claro que también ha habido —y hay— represión en esta profesión, pero nunca ha llegado a ser tan acusada como en el caso de los escritores.

A fin de cuentas, volvemos casi siempre a la misma cuestión: ¿tiene el escritor el deber o el derecho de escribir lo que le apetezca?

Continuación: TODO POR EL ARTE (III) LAS TRES PREGUNTAS

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Artículo de Juan Manuel Rodríguez de Sousa

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jueves, 6 de noviembre de 2008

Una canción de BLUR: Tender

 

Para relajar en el ambiente, pondré a vuestra disposición una de mis canciones favoritas de este grupo británico que descubrí gracias a una amiga. Sería ella la que tendría que estar escribiendo este artículo, porque seguro que con lo que sabe sobre el grupo y lo que entiende sobre música en general podría hacer un análisis más profundo de esta canción. En fin, yo me limito a colocar la versión del disco (arriba), un vídeo clip (abajo), letra y portada del disco (EN MEDIO) Esta canción nació junto con el disco que veis en la foto, titulado extrañamente: 13.

 

LETRA

Tender is the night
Lying by your side
Tender is the touch
Of someone that you love too much
Tender is the day
The demons go away
Lord I need to find
Someone who can heal my mind
Come on, Come on, Come on
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
Come on, Come on, Come on
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
That we have
I'm waiting for that feeling
I'm waiting for that feeling
Waiting for that feeling to come
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
Tender is the ghost
The ghost I love the most
Hiding from the sun
Waiting for the night to come
Tender is my heart
For screwing up my life
Lord I need to find
Someone who can heal my mind
Come on, Come on, Come on
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
Come on, Come on, Come on
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
That we have
I'm waiting for that feeling
I'm waiting for that feeling
Waiting for that feeling to come
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my

Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
Come on, Come on, Come on
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
Come on, Come on, Come on
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
That we have
I'm waiting for that feeling
I'm waiting for that feeling
Waiting for that feeling to come
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
Tender is the light
Lying by your side
Tender is the touch
Of someone that you love too much
Tender is my heart you know
For screwing up my life
Oh Lord I need to find
Someone who can heal my mind

Come on, Come on, Come on
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
Come on, Come on, Come on,
Get through it
Come on, Come on, Come on
Love's the greatest thing
That we have
I'm waiting for that feeling
I'm waiting for that feeling
Waiting for that feeling to come
Oh my baby
Oh my baby
Oh why
Oh my
(goes on until end fading away)

Sigue arriba a la derecha   Final

 

Video Clip:

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Todo por el Arte (I): Eclipse

ECLIPSE

Fue en los últimos días de verano cuando surgió, entre mis amigos escritores, una eterna disyuntiva humana: ¿el fin justifica los medios? Es una pregunta que afectará en distintos ámbitos y dioses humanos. Ares, Eros, en la guerra, en el amor, en la política, o finalmente, en el arte recaerán nuestros veredictos, sean tomados con la razón o sin ella, son actos humanos encadenados, buscando un fin.

Siempre habrá distintos caminos, tantos como personas que adopten amar, combatir o crear. Si queremos ganar una guerra, ¿podremos adoptar cualquier estrategia? ¿Debemos hacer caso a nuestro deseo de crear arte, aún sacrificando nuestra propia vida? ¿Debemos de continuar ese camino mientras existan otros problemas más graves por solucionar?

Estas preguntas nos alejan de aquel debate que nació a finales de este verano. A pesar de ser cuestiones más interesantes, olvidadas por los filósofos comerciales, no olvidaré la luz de la siesta en la ventana despertándome en la hamaca de mi habitación. No olvidaré esa luz de verano mientras debatíamos y reflexionábamos en la noche de lunas claras. No deseamos discutir sobre nuestra fragilidad sino sobre la ajena, no queríamos hablar de nosotros, sino de aquellos espectadores que están fuera del proceso creativo, pero que forman parte de la obra en cuanto empiezan a leerla. Aquel fue nuestro punto del debate, pues partíamos de un supuesto: lo que le sobrevenga a cada uno de nosotros, es cosa nuestra y de nuestra responsabilidad, cual botella de vodka peligrosamente bella en la noche de una temida despedida.

El meollo radicaba en un problema muy corriente que padecen los escritores (y que no ocurre con tanta frecuencia en otros artistas) aquel problema era y es: ¿Debemos escribir una historia basada en hechos reales que pueda afectar emocionalmente, o incluso socialmente a algunos de las personas involucradas?

No parece que haya una respuesta unánime, ni siquiera una segura por parte de cada uno de nosotros. Casi todos coincidíamos en que el artista debe narrar los hechos lo más cerca de la realidad pero disfrazándola de tal modo que no se consiga identificar a los personajes. Además, su obra no debería perder el interés artístico a causa de aquella metamorfosis. Si el escritor era capaz de realizar semejante proeza, se le declaraba “apto” para publicar su obra.

Existía la obra perfecta si la luna traspasaba al sol dejando un anillo amarillo de realidad, dónde fuese quimérico viajar al centro oscuro de aquel astro con el propósito de descubrir los detalles escabrosos. Un eclipse es bello e inocente.

Pero, ¿y cuándo es imposible concebirlo?

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Este artículo será divido en tres secciones, la segunda parte se publicará en este mismo blog.

Aquí está la segunda parte:

TODO POR EL ARTE (II) Deberes y Derechos

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Escrito y editado por Juan Manuel Rodríguez de Sousa